jueves, 25 de septiembre de 2008

***** 22. Mutilación de seres humanos

I. Caso Guarapiranga (Brasil)El 29 de Septiembre de 1988 unos niños encontraron en la presa de Guarapiranga, en la ciudad brasileña de Sao Paulo, el cadáver horriblemente mutilado de un hombre. El cuerpo, cuyos órganos vitales habían desaparecido, no presentaba restos de sangre y mostraba tres pequeños y desconcertantes orificios. Todo recuerda a los casos de mutilación de animales presuntamente perpetrados por extraterrestres.



El hecho tuvo lugar el 29 de Septiembre de 1988, aunque fue dado a conocer sólo varios años después, en 1993. Ahora, recientes investigaciones realizadas por Encarnación Zapata García, una ufóloga española afincada en Brasil, han arrojado nueva luz sobre este episodio.
Todo comenzó cuando dos chicos encontraron, en un islote de la presa de Guarapiranga -ubicada en la ciudad brasileña de Sao Paulo- el cadáver de un hombre cuyo rostro y cuerpo habían sido horriblemente mutilados. Vestía tan sólo unos calzoncillos y los forenses indicaron que no debía haber muerto hacía mucho tiempo, ya que el cadáver estaba aún flácido y bien conservado.
La parte superior del rostro del cadáver había sido desollada y los ojos arrancados, al igual que una parte de las orejas (y el interior del oído), la lengua y otros músculos bucales. Entre los dedos de las manos y pies se encontraron perforaciones de hasta dos centímetros de diámetro.
La piel del rostro fue cortada en una sección rectangular y sobre los restos de carne había sido untada una sus­tancia de color negro que no pudo ser analizada e identificada por "falta en la policía de presupuestos para estos casos".
Lo más extraño del hecho es que el cuerpo no presentaba restos de sangre y se encontraba vacío de vísceras. Los forenses indicaron en el atestado que los órganos internos fueron "aspirados", presuntamente a través de los dos orificios de las axilas, aunque "aún no se conozca una técnica quirúrgica capaz de realizarlo".
Como si fueran pocas todas las atrocidades sufridas por la víctima, de su cuerpo se había arrancado también la bolsa escrotal izquierda, mientras que la uretra del pene se hallaba bastante dilatada y ensangrentada, como si le hubieran introducido una sonda. Paralelamente, había desaparecido todo rastro de vello, tanto en el pubis como en las axilas. "Parecía como si le hubieran preparado para cirugía", observa Encarnación.
En la ingle izquierda había un corte perfectamente elíptico, no muy profundo. Su orificio anal había sido sustraído mediante una incisión de 15 x 8 cm. El cuerpo no presentaba indicios de haber sido atado antes o después de su muerte y tampoco se encontraron señales de estrangulamiento. Al parecer, lo único que quedó dentro de la víctima fue un pedazo de pulmón, que fue cortado "como si se tratase de mantequilla".
Aunque parezca increíble, hay otro punto de esta investigación aún más espeluznante y sospechoso: los médicos determinaron que la víctima fue torturada y se encontraba aún con vida cuando sus órganos fueron cortados y arrancados por un método des­conocido. Según nos comenta Encarnación, el forense Jorge Pereira dijo: "Nunca había visto un caso semejante. Parecía como si un motor de 200 H.P le hubiera succionado los órganos internos



MANIOBRAS DE DESINFORMACIÓN
No obstante, la hipótesis de la mutilación por seres no humanos tiene, también en este caso, detractores. Algunos han dicho que los responsables de tal atrocidad pudieron haber sido los roedores y otras alimañas. Sin embargo, tal y como asegura Encarnación Zapata, "los forenses que investigaron el caso son verdaderos expertos y han visto todo lo que uno pueda imaginarse. Ellos afirman que este tipo de mutilaciones y su `modus operandi' es algo inaudito y exigiría equipos que hasta el momento desconocemos. Lo de los animales es un absurdo".

II. La mutilación del Sgto. Louette. ¿Ataque rigeliano?

En marzo de 1956 en White Missile Range (N. México), el sargento de la fuerza aérea norteamericana Jonathan P. Louette se encontraba en compañía del mayor William Cunningham caminando por unas dunas en busca de artefactos que no hubiesen hecho explosión después de unas maniobras. El sargento Louette subió a una duna y, continuando en su camino, desapareció de la vista del mayor al descender por la pendiente opuesta. A los pocos instantes comenzaron a oírse gritos de terror del sargento pidiendo ayuda. Corrió el mayor hacia lo alto de la duna y pudo ver cómo encima de donde estaba el sargento se balanceaba un ovni del que salían unas largas pinzas que lo tenían atenazado. Louette se revolvía frenéticamente y trataba con toda sus fuerzas de liberarse de aquellos brazos mecánicos mientras lanzaba unos terribles gritos. Pero todo fue inútil. En segundos fue alzado y metido dentro de la nave en forma de disco que, elevándose rapidísimamente en vertical, se perdió en el azul intenso del cielo de Nuevo México. A los tres días el sargento Louette apareció muerto, desnudo y mutilado a unos 16 km. de donde había sido abducido. Le faltaban los ojos y la lengua, que había sido cuidadosamente extraída por la parte inferior de la quijada y, además, según otro informe, le habían extraído con sumo cuidado el esfínter anal y todo su aparato reproductor.
Este caso, muy anterior al de Guarapiranga, tuvo características casi idénticas. Los norteamericanos, como de costumbre, lo ocultaron y solo vió la luz muchos años después.


Nota:
Según Salvador Freixedo, éstos serían los responsables de todas las mutilaciones
(Rigelianos)
Obtenido de "La Amenaza Extratarrestre" de Salvador Freixedo.

III. TERROR BAJO CERO. MUERTE INEXPLICABLE EN LOS URALES. (Más Allá de la Ciencia nº 233)


Fallecidos a causa de una fuerza desconocida.”

Esa fue la desconcertante conclusión a la que llegaron los investigadores tras analizar la muerte en 1959 de un grupo de alpinistas en los Urales. Prácticamente desnudos, en mitad de la noche y con temperaturas de -30º C, los nueve estudiantes huyeron de su campamento atemorizados por algo que aún sigue siendo un completo y terrorífico misterio. Un auténtico “expediente X” en plena Guerra Fría. A principios de febrero de 1959 el tiempo era bueno en la zona de los Urales. Una decena de estudiantes y experimentados alpinistas, encabezados por Igor Dyatlov, de 23 años, realizaron una expedición a la cordillera montañosa.
DESAPARICIÓN
No fue hasta el 20 de febrero cuando las familias de los excursionistas dieron la voz de alarma ante la falta de noticias de sus seres queridos. Entonces se movilizó un equipo de rescate compuesto por miembros de la policía y del ejército y por un grupo de profesores y alumnos de lo que hoy es la Universidad Técnica de los Urales.
Tras varios días de búsqueda, el 26 de febrero encontraron el último campamento que habían establecido los estudiantes. Su estado no presagiaba nada bueno. El estudiante que lo halló, Mijail Sharavin, se encontró con una escena escalofriante: las tiendas estaban totalmente rajadas desde dentro y cubiertas parcialmente por nieve. No había nadie en su interior, pero, extrañamente, los objetos personales, incluso la ropa de abrigo, permanecían allí.
TODOS ESTABAN MUERTOS
El equipo de rescate encontró también un conjunto de huellas en línea recta que partían de las tiendas de campaña. Los expertos aseguraron que pertenecían a un grupo de unas ocho o nueve personas, lo que demostraría que todos los estudiantes huyeron prácticamente desnudos. (Nota 1) Unos llevaban calcetines y otros, una única bota, pero algunos escaparon con los pies descalzos. Las huellas se hundían unos 90 cm en la nieve y no revelaban signos de violencia ni la presencia de alguien ajeno al grupo. En el borde del bosque aparecieron los cuerpos sin vida de dos de los estudiantes desaparecidos. Sus cadáveres descansaban bajo un gran pino vestidos únicamente con ropa interior y sin signos externos de violencia. A pocos metros, en un claro de la arboleda, yacían los cuerpos de otros tres. Por la posición de los cadáveres, parecía que los jóvenes habían tratado infructuosamente de llegar al campamento.
Este espeluznante hallazgo provocó que se pusiera en marcha una investigación. La autopsia que se realizó a los cinco cuerpos no arrojó datos relevantes: los estudiantes habían muerto por hipotermia y no presentaban lesiones externas. Tan solo uno tenía una pequeña fractura en el cráneo que no había sido la causa de su muerte. Y es que, salvo por los detalles escabrosos que presentaba el campamento y el hecho de que los estudiantes lo abandonaran sin ropa, todo lo sucedido entraba dentro de los parámetros de lo aparentemente lógico. Pero aún quedaban por encontrar cuatro de los estudiantes. El descubrimiento de sus cuerpos dio un dramático giro a los acontecimientos.

TOP SECRET
Establecer el paradero de los demás excursionistas costó casi dos meses. Los cuatro estaban enterrados bajo 5 m de nieve cerca de una especie de pequeño barranco, próximo al lugar donde se habían encontrado los cuerpos de las otras víctimas. Eran Nicolas Thibeaux-Brignollel, de 24 años, Ludmila Dubinina, de 21, Alexander Zolotaryov, de 37, y Alexander Kolevatov, de 25. El cráneo de Thibeaux estaba prácticamente destrozado por dentro, y Zolotaryov y Dubinina tenían varias costillas rotas. Además, la muchacha no tenía lengua. Pese a ello, las lesiones externas que presentaban eran prácticamente inapreciables. Y, al contrario que los demás, estaban vestidos. Parecía como si los últimos en morir se hubieran apropiado de las ropas de quienes habían fallecido primero, ya que el cuerpo de Zolotaryov vestía un abrigo de piel y un sombrero de Dubinina, mientras que los pies de esta última estaban envueltos en los pantalones de Krivonischenko. (Nota 2)
Tras tres meses de análisis, la investigación sobre el caso se dio por zanjada sin llegar a ninguna conclusión. El caso quedó bajo secreto de sumario y se prohibió el acceso a la zona donde habían ocurrido los hechos durante los tres años siguientes.
Hasta el momento se han desclasificado muy pocos documentos al respecto. Pero, a pesar de los esfuerzos de las autoridades por acallar este espeluznante suceso, los compañeros y los familiares de los jóvenes impulsaron la creación de una organización que se ha dedicado a tratar de desentrañar el misterio durante los últimos 49 años: la Fundación Dyatlov.
Agradecimientos a: Fundación Dyatlov


ESFERAS BRILLANTES
Nunca se encontraron huellas de otras personas en el campamento. Es más, años después algunos especialistas en Medicina forense, como el doctor Borís Vozrozhdenny, han explicado que es imposible que un ser humano pueda ocasionar las heridas internas que presentaban los últimos cuatro cadáveres, que son parecidas a las que se producen en un accidente con un vehículo a toda velocidad: externamente no se aprecian, pero los daños internos son fatales. Descartada la intervención humana, los investigadores comenzaron a localizar a los testigos de la época. En 1990 el investigador Iev Ivanov consiguió entrevistar a varios militares y meteorólogos que relataron que entre febrero y marzo de 1959 se habían divisado en la zona unas “esferas brillantes”.
Para Ivanov esas esferas brillantes eran la clave del misterio
. Entre los pocos documentos desclasificados sobre el caso existe uno que hace referencia a unos excursionistas que acamparon a unos 50 km de distancia de los nueve fallecidos. El informe recoge que en la noche del 2 de febrero vieron “extrañas esferas luminosas de color naranja que flotaban en el cielo en dirección a Kholat-Shiyakhy, sobre las montañas de Otorten”. Aquellas luces podrían haber provocado una explosión, que sería la causante de las lesiones internas que presentaban los cadáveres. Para Yudin, el único superviviente, esta hipótesis es la más plausible, ya que explica las heridas y el extraño tono bronceado que presentaban los cadáveres cuando fueron encontrados. Pero, sin duda, la prueba que más la refuerza es el hallazgo de altos niveles de radiación en las ropas que portaban los cadáveres. Sin embargo, a pesar de que la zona se rastreó en varias ocasiones, nunca se encontraron pistas o señales de una posible explosión.

¿EXPERIMENTO MILITAR ?

El secretismo y la intervención militar, así como el momento en el que se produjeron los acontecimientos sugieren que los jóvenes fueron víctimas de un experimento militar, que acabó en desastre.
EL PASO DE DYATLOV: PREGUNTAS SIN RESPUESTAS
La mayoría de los investigadores coinciden en que los militares realizaron pruebas en el área que podrían haber sido la causa de la muerte de los nueve esquiadores
Según los documentos desclasificados sobre el caso de los Urales, la investigación se abrió entre el 6 y el 14 de febrero de 1959, es decir, varios días antes de que se descubrieran oficialmente los cuerpos? Según el único superviviente de este extraño suceso, Yuri Yudin, esta es la prueba más fehaciente de que el origen de la tragedia fue un experimento militar.(?)

Nota 1: ¿Huyeron desnudos o "algo" los sacó de sus tiendas?
Nota 2: Lo de ponerse ropas ajenas es absurdo. Lo mas probable es que "alguien" los vistió de cualquier manera. "Alguien" a quienes no les importamos en absoluto.

Reflexión:

A los seres humanos les gusta engañarse. El miedo a la verdad puede lindar con el terror.
Información mas completa en : http://www.everyoneweb.com/sergiohernan